5/26/2015

RESEÑA DE THINNER (1996) [Adelgazar no siempre es bueno]


Pocas veces te encontrás con un buen libro cuya adaptación a la pantalla le haga justicia. Mucho menos frecuente si resulta ser un poquito mejor que el material original. El responsable de este hecho es Tom Holland, quien tiene en su curriculum joyas como Child´s Play y Fright Night. Ya había trabajado con Stephen King en la miniserie The Langoliers que su desenlace no terminó por convencer a la audiencia. Tan sólo un año después volvería a apostar a ese autor con Thinner (1996).
Escrito bajo el seudónimo de Richard Bachman, y siendo un libro bastante corto para los estándares
del Rey, trata de William Hallceck, un abogado obeso y exitoso que asesina a una mujer en un accidente de coche. Escapa a la condena gracias a un policía y un juez que son sus amigos. Pero a lo que no escapará es a la justicia divina cuando un gitano lo maldice con una sola palabra: delgado.

Es fácil de suponer lo que va a suceder de ahí en adelante pero eso se hace mundano. El deseo de todo el mundo de adelgazar sin importar cuantos "gustos" gastronómicos nos demos, no siempre es bueno. Y puede servir de advertencia a quien esté sufriendo de anorexia. Thinner nos advierte de los efectos secundarios que conlleva la delgadez extrema: desde problemas cutáneos hasta cardíacos. El cuadro se vuelve terrorífico al imaginarse a una persona que de seguir bajando de peso, ya no podrá siquiera sostener su cabeza. Ahí es cuando lo espantoso se vuelve desesperante. Los vanos intentos de Halleck por postergar su destino, de no bajar aunque sea medio kilo, atracándose con más y más comida.


También hay espacio para la crítica social. La desfachatez y la hipocresía con que se trata a la cultura gitana. Lo triste es que estos se han acostumbrado y en base a eso planean las estancias en las ciudades. Dependiendo tal o cual municipalidad, se les otorga un plazo de x días para que la gente se acerque al campamento, reciba su buenaventura o adquiera alguna poción antes de pegarles una patada en el culo.



Así como con los Langoliers, me arrepiento de haber visto antes la película. Y es que se apega tanto a la fidelidad del relato que te hace desear que se tome ciertas libertades. Los puntos fuertes están perfectamente retratados. Hay una escena del libro donde el abogado, uniendo los cabos sueltos y tomando como posible ser víctima de una maldición, hace una visita a la residencia del juez que falló a su favor. Allí es recibido por la esposa que le cuenta que está internado a causa de un "cáncer" de piel. Ella también sospecha del maleficio y pasa a contarle que luego de que el gitano le tocase el pecho, la piel se le fue convirtiendo en la de un reptil. "Se está transformando en caimán... le han salido garras... sólo emite rugidos..." En el libro tenemos la posibilidad de atestiguar el relato gracias al punto de vista de la señora. Pero en la película se trata de interpretación. La discusión que mantienen Robert John Burke y Elizabeth Franz, aparte de dejarte bastante tocado, no tiene nada que envidiar a la original.
Pero los verdaderos protagonistas, los que hacen creíble esta historia, son los encargados del maquillaje. Esa gente hizo un trabajo estupendo. Si algo aprendió Tom Holland con los Langoliers es que a veces hay que olvidarse de los efectos digitales. La transformación de Burke de gordo a flaco, la cara del policía o la herida que le provoca la gitana en la mano pueden dar fe de ello. Una lástima que el maquillaje del juez se haya utilizado con intenciones humorísticas. Tras la buena interpretación que nos habían dejado los actores en la escena que comentaba, eso como que te la baja un poco.

Ahí residen los puntos blandos de la película. Si bien la historia de la que bebe, incluso el género mismo, se presta para el humor negro y lo bizarro, Holland decide tomarse con cierta gracia el principio. Pero a medida que nos adentramos en el relato, este se torna visceral. Al menos hasta el segundo acto. El film deja de tomarse en serio y va armando un collage entre lo crudo y lo divertido provocando que la obra pierda fuerza. Ni hablar de la exageración. Por ejemplo, la sobre actuación de Gina (Kari Wuhrer). No entiendo por qué todas sus acciones deben estar acompañadas de un grito. Mis oídos se sintieron maltratados, aunque no tanto como las cuerdas vocales de la pobre actriz.  


Una mención especial a Ginelli (Joe Mantegna) que refleja muy bien la locura de ese personaje. Por suerte se decidió ignorar el destino que le aguardaba en las páginas.

5/24/2015

Star Wars Episodio I: ¡gracias por tanto, perdón por tan poco!

Cuando era chico una de las tantas series que me gustaba era Dragon Ball Z. Me acomodaba en el sillón, a veces acompañado de un amigo, y no me movía hasta que terminara. Pasaron 16 años desde aquellos días.
Hace poco se me dio por mirarme de nuevo la saga de Cell y, a pesar de disfrutarla, el desarrollo de los acontecimientos me parecieron estúpidos. Es normal, ya estoy bastante grande para una obra orientada a los más chicos. Quiero que esta anécdota sirva de prólogo para lo siguiente.

Tenía 9 años cuando mis viejos me llevaron al cine a ver una peli llamada La Amenaza Fantasma. No sabía qué estaba viendo pero me fascinaba. Naves espaciales, explosiones, robots, disparos, carreras en el desierto, poderes mágicos y esa orgásmica pelea de sables luz del final.

Cuando salí de la sala, tenía la sensación de haber sido partícipe de lo mejor que existía. Gokú y sus amigos, para bien o para mal, quedaron relegados a un segundo plano. No podía poner nombre a las cosas que mis ojos atestiguaron. Sólo sabía que acababa de asistir a una experiencia de puta madre.

El mayor indicio de que no fue una buena película estuvo en mis compañeros de escuela. Claro que les había gustado todo el festín de efectos especiales, pero sacando eso les generaba indiferencia. No lo entendía, y no sería hasta mucho más adelante que encontraría gente con la que hablar del tema.

Hay que entender que una saga como Star Wars no es del agrado del grueso del público. No digo con esto que no tenga sus fanáticos, eso le sobra. A lo que me refiero es que las personas no saben por dónde arrancar. Y cuando me preguntan de qué se trata, no sé cómo explicar una saga de 13 horas de duración estimada. Comentar el argumento en líneas generales resulta inútil ya que eso no es lo que la hace grande y tampoco vendría al caso.

Para colmo pertenece a la ciencia ficción. Género que muy pocos disfrutan y entienden las posibilidades del que es capaz. La gente tiende a decantarse por géneros "más amigables".

Después tenemos la historia de la película. El Episodio I tuvo la peor sin lugar a dudas lo cual no ayudó a sumar nuevos adeptos. Lucas hizo trillado lo simple y los espectadores casuales no supieron por dónde agarrarse. Sumado a la carencia de un buen protagonista y villano con motivaciones y objetivos palpables. Se podría decir que no hubo un Gokú ni tampoco un Cell. En su lugar, nos propuso un abanico de personajes olvidables, poco creíbles y bizarros que a la larga lo pagó caro (no en lo económico, por supuesto). Cuando se trabaja con este género, los protagonistas son un ítem de vital importancia porque estos son los ojos con que el público verá y entenderá el mundo por el que se mueven.

Volviendo a mis 9 años, lo expuesto recién no me quitaría el sueño. En su lugar, no podía esperar hasta la segunda entrega. Mi viejo me dijo que no rompiera tanto las bolas porque esas son películas que tardan 3 años en realizarse. Pero que mientras tanto podía chutarme una buena dosis de la trilogía original. Así fue cómo me fui metiendo en el hermoso universo de Star Wars y creo que así es cómo se debe iniciar en esta saga. A saber: por el principio. Luego estará en vos dejarte llevar y seguir explorando el universo ya sea a través de los dibujos de un cómic, una serie animada o agarrar un videojuego y ser vos mismo el protagonista abriéndote paso a espadazos.

Creo que lo que intensificó mi gusto por aquella peli fue la banda sonora de John Williams. SUBLIME, así, con mayúsculas. La manera en que Duel of the Fates se fusiona con los planos utilizados por Lucas, es para el recuerdo.


Cuando me hice más grande, me decepcionó caer en la cuenta de que el guión era una bazofia al igual que los personajes. Claro que un actor como Liam Neeson hacía sonar sus diálogos convincentes, pero eso era producto de lo buen actor que es. Si prestabas atención a sus palabras, el adjetivo absurdo le queda chico.

Se dice que George Lucas se convirtió en un mal director con el correr de los años. Eso es una falacia. Yo creo que bajo el nivel en su faceta de guionista. Y si me pongo quisquilloso puedo decir que el guión de Una Nueva Esperanza tampoco era la locura.

Si algo le tengo que recriminar, puede que sea el uso excesivo de efectos visuales. Aunque a la larga tampoco lo haría. Si te fijás, vas a ver que estos están ahí para mostrarte un planeta como Naboo. Conocés los pantanos, la ciudad subacuática de Otoh Gunga y la ciudad de Theed. Eso es rescatable. Sí, se pudo haber utilizado mejor pero la intención está ahí y eso es bastante que decir hoy día. Porque a diferencia de otros realizadores como Michael Bay, utilizan este recurso pura y exclusivamente en pos de la espectacularidad. Planos de tres segundos de coches transformándose en robots, diez ángulos de una misma explosión y gracias.

Claro que Lucas también cae en la pomposidad, por  ejemplo, en el lugar donde se desarrolla la pelea final. Pero lo compensa cuando nos permite conocer otros aspectos de Tatooine en una extensa carrera de vainas o de cómo es la vida en la aldea de los esclavos.

El hombre que lo empezó todo
La trilogía original es mejor, eso ya lo sé. Pero también tenía momentos y personajes laxos. Chewbacca, por ejemplo, siempre me pareció un pelotudo. C-3PO me daba bronca lo cagón que era. Los Stormtroopers se cansaron de  hacer el ridículo al no acertar un disparo a ni a los Ewoks... Pero no  por eso hacían malas o menos memorables a las películas. Al contrario, las dotaron de mística.

No estoy preparando terreno para defender a Jar Jar Binks. Pero me parece estúpido leer comentarios de gente quejándose de que ese personaje fue uno de los principales responsables de cagar al Episodio I. No se olviden que Star  Wars siempre estuvo orientado a un público juvenil al igual  que la creación de Akira Toriyama de la cual hablaba al principio. Escuchar a un tipo de cuarenta años quejarse sobre inconsistencias en la trama o de carencias de tal o cual cosa, no sólo es estúpido sino patético.

Ese hermoso universo
Amo Star Wars con sus virtudes y defectos. Y ese amor no se rige por si Jar Jar pisa mierda en una escena o por si los midicrodianos son una explicación absurda de la Fuerza. A ver si queda claro: ¡se trata de una fantasía!

A mi no me molestan esas cosas. Cuando decido que es tiempo de darle un nuevo visionado a la saga, me dejo llevar por la fantasía y disfruto la historia de un tipo que se vuelve malo y decide gobernar la galaxia hasta que su hijo logra redimirlo. ¿Acaso no es una historia que se ha explotado otras tantas veces? Sí, pero no por eso la disfruto menos. ¿Hay escenas que son tontas? Sí, pero eso es producto de que ya no tengo 9 años y por ende no soy tan ingenuo.

Después si querés debatimos los errores, los aciertos y las curiosidades. Sólo voy a decir que La Amenaza Fantasma me introdujo, al igual que a un montón de personas de mi edad, en esta hermosa historia que sucedió hace mucho, mucho tiempo... y que dentro de poco volverá a despertar.

RESEÑA DE STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA

RESEÑA DE FINAL FANTASY VI

5/04/2015

Héroes inoxidables [Discos a los que siempre vuelvo] (2)

Continuando con esta serie de entradas, hoy le toca a un peso pesado del rock. Y es que no se puede describir la grandeza que desprenden The Rolling Stones tanto arriba como abajo del escenario. No conozco a nadie que no le gusten y el que dice que no, resulta que en su puta vida los ha escuchado.

Al igual que con Charly, la discografía de estos monstruos me gusta tanto que me resulta difícil decantarme por algunos. El criterio con el que los elegí, gira en torno al 2005. Tenía 15 por aquellos días y estos CDs me acompañaron y definieron mis gustos musicales de ahí en adelante.

Beggars Banchet (1968) lo tenía en su colección uno de mis mejores amigos. Él tuvo la gentileza de prestármelo para que lo pudiese copiar a mi computadora (Santiago, ¡gracias!). Ya desde el arranque, sabemos que no nos va a decepcionar.


La razón de ello es Sympathy for the devil. Simplemente, es la posta. Ningún instrumento sobra. Cuando agarrás una guitarra y descubrís que la base consta de 4 acordes pedorros, cobra sentido el dicho de que 'menos es más'. No hace falta ser virtuoso para componer una obra maestra. Eso es lo que Jagger y Richards hicieron. El solo venenoso que hace éste último, es la mejor parte del tema en mi opinión. El álbum se empieza a despegar de lo eléctrico a partir del segundo track. Explora canciones de tipo folk y la mayoría de las letras tratan de los excesos y del lado oscuro de Londres, siendo Street fighting man su máxima expresión. La obra concluye con una oda a los laburantes (Salt of the earth), donde le conocemos, aunque muy brevemente, la voz a Keith.


Por esa misma época, encontré en una estantería de mi casa el Voodoo Lounge (1994). Seguía manija con esa banda y sin pensarlo dos veces, lo mandé al reproductor. Fue amor a primera oída. Mis tímpanos se enamoraron con la armónica de Love is strong. El arpegio en The worst y los punteos sucios de Thru and thru (ambos cantados por la desgarrada voz de Keith) son ejemplos de las muchas facetas que tiene el disco. Pasa por momentos agitados con You got me rocking y Sparks will fly, para bajar un poco los humos con Moon is up, cuya melodía y efectos son un tanto extraño pero que dan gusto oír. Entre medio, hay momentos para los románticos con Blinded by rainbows y Out of tears. Es el primer trabajo sin Bill Wyman como bajista del grupo.

Love you, baby, thru and thru...

Este disco lo tiene todo y pone la vara bien alto para lo que vendría 11 años después con A Bigger Bang (2005).

Cuando me enteré que los muchachos estos estaban preparando un nuevo disco de estudio para su gira mundial, mi cabeza explotó. Esperaba con ansias preguntándome con qué podían llegar a salir luego del Voodoo Lounge. Cuando finalmente lo compré, entendí por qué son los mejores.

Lo disfruté de principio a fin no sólo porque es un álbum excelente sino por la espera. Hay cosas que valen la pena esperar y A Bigger Bang fue una de esas. No sólo tuve que aguardar de julio a septiembre sino que una vez se puso a la venta, tuve que ahorrar para poder adquirirlo. Era frustrante ver cómo mis amigos lo conseguían antes que yo y me dijeran lo genial que estaba. Santiago me lo ofreció para que lo copiase pero me negué. Quería comprarlo, encerrarme en mi pieza y ponerlo en mi estéreo hecho pelota. Tenía miedo de que fuera un mal disco o, peor aún: mediocre. Porque no hay nada peor que una gran banda caiga en la mediocridad y se repita a sí misma. Pero mis temores, por suerte, eran infundados. Lo bien que lo pasé escuchándolo. Ya con Rough justice sabía que las pistas siguientes tenían que ser buenas. Había leído que Charlie Watts acababa de recuperarse de un cáncer y que Jagger decía que la batería era lo que mejor sonaba. Es verdad, la polenta con que Charlie le da a los redoblantes se puede entender como un 'fuck you, cancer'.

Let me down slow es de mis favoritos. Una lástima que no haya tenido repercusión y ni siquiera lo hayan tocado en vivo. La variedad en los ritmos dice presente otra vez. Vuelven a sus raíces en temas bluseros con distorsiones peladas como It won´t take long y, en especial, Back of my hand para caer en una canción más de 'boliche' como Rain fall down. Biggest mistake tiene un coro entre medio de las estrofas (algo que no es tan frecuente en sus trabajos) y se le van sumando pasajes rockeros a medida que avanza. Gran track, lo recuerdo con mucha nostalgia.

El riff no te lo vas a poder sacar de la cabeza

Keith vuelve a mimarnos con su voz en dos canciones, siendo This place is empty la mejor lograda.

Escuché muchísimas bandas aquel 2005, que voy a contarles cuando llegue el momento. Ahora quiero hablar del mejor disco, según mi opinión, de los Stones. Recién arrancaba el 2006, le hacía frente al verano más aburrido que me tocó vivir. Mi viejo pasó a buscarme para dar una vuelta con un regalo. Se trataba de una revista (que leería mil veces) y un disco (que lo terminaría rayando de tanto reproducirlo). Mis ojos se abrieron como platos al leer The Rolling Stones en la tapa. Se trataba de Let It Bleed (1969), que llegó a mi vida para darle color a ese verano de mierda. Erróneamente se dice que los Stones le copiaron el título a The Beatles, pero no es así. Let it bleed salió un año antes y en todo caso, no tiene nada que ver con Let It Be (1970), ambos son discazos.

Es un disco melancólico (You got the silver, Love in vain), rockero (Live with me o la pista que le da nombre al disco), crudo (Gimme shelter, Midnight rabmbler) y triste (por la muerte de Brian Jones). Al igual que el 'Beggars' tiene toques de folk en casi todos los temas (el constante uso del slide, por ejemplo). Homenajean a Robert Johnson con un cover y la rareza es Country honk (un versión alternativa de Honky tonk women). Pero la frutilla de la torta la pone You can´t always get what you want; la manera en que los instrumentos van apareciendo y se funden dando la impresión de que fueran uno solo, es para aplaudir de pie.

Posiblemente mi tema favorito de The Rolling Stones

Keith Richards se hizo cargo de las guitarras y canta en solitario una canción que garpa demasiado (You got the silver). Hace su aparición por primera vez el guitarrista Mick Taylor.

Pasan los años y las cosas cambian a mi alrededor. Me doy cuenta que ya no soy un adolescente, que fumo más cigarrillos y que mis gustos van cambiando. Pero entre tanta bazofia que suelo tragar en busca de alguna peli, banda o videojuego diferente (en resumen, nuevas experiencias), me doy cuenta que a veces es necesario retornar a la zona de confort.