5/11/2016

DEMASIADA SANGRE EDICIÓN REMASTERIZADA [Próximamente]

El primer semestre del 2009 fue especial. Mirado en retrospectiva puedo asegurar que fue el momento en que di mis primeros pasos como Realizador Audiovisual. Fue también el puntapié de una serie de proyectos propios cuya mayoría pueden chequear en mi canal de YouTube. A la fecha había hecho trabajos en grupo para la facultad pero no los consideraba míos. Hasta que grabé un cortometraje llamado Siempre en mis recuerdos con algunos compañeros de la pensión donde vivía. El resultado fue interesante, quedé contento con el corte final pero más que nada era la satisfacción de poder contar una historia que, con sus virtudes y defectos, era mía.
Sin embargo, no trataba de temas que más me interesaban, tan sólo de un puente para encarar un proyecto más ambicioso. Durante esos días, fui un aficionado a películas como Alien, Pesadilla y cualquiera de Jason. Mi meta pasó a ser intentar aplicar lo aprendido en Siempre en mis recuerdos en un corto tirado al lado del thriller. Entusiasmo no me faltaba y quizá el resultado final de lo que sería Demasiada sangre fue víctima de esa fiebre creativa.

Ese 2009 me encontraba con luces, trípodes y una cámara MiniDVD para cazar imágenes y lograr mi objetivo. También sabía que podía contar con mis amigos para que dieran vida a los personajes. El único inconveniente era que no tenía una historia y no había forma de que se me ocurriese una. Ese semestre dio un giro inesperado. Debido al tema de la gripe aviar, se decidió cancelar las cursadas tanto en escuelas como universidades.
Y fue así que de un día para otro, mis amigos Santiago Olais, Sebastián González, Roberto Heinken y yo volvimos con anticipación a nuestra ciudad natal, Trelew. La idea de grabar un corto entre nosotros flotaba desde hacía rato. Pero, como les decía, no había historia que contar. Hasta que una noche de frío y lluvia, compartiendo una cerveza adentro del coche de uno de ellos, nació una premisa: el crimen perfecto existe, sólo que para hacerlo, no deben haber testigos. Con las gotas golpeando la chapa y el zumbido del viento me pareció la frase más revolucionaria que había oído. Tan simple y tan efectiva que al día siguiente me puse a trabajar en el primer borrador del guión. Esa premisa había sido combustible suficiente y a la hora ya tenía un argumento. "Un grupo de amigos quiere comprobar que el asesinato perfecto existe. Tras cometer la fechoría, uno ellos los empieza a eliminar pues no deben haber testigos para el crimen perfecto".
La primera etapa del rodaje transcurrió sin sobresaltos. Alguna que otra discusión con los actores pero eran entendibles. Para ellos era todo nuevo y no entendían que llevaba su tiempo filmar algo minúsculo. Los problemas vinieron en las escenas sobrantes. No hacían a la historia pero sí al contexto. El mes de vacaciones se agotaba y mis amigos tenían que volver a retomar los estudios. Perdimos a Roberto Heinken en el camino y tuvimos que inventar escenas sobre la marcha. Esto fue una lástima, porque las originales ponía mejor en contexto el tema de la gripe aviar. En el cortometraje sólo se lo menciona a la pasada y no tiene la impronta que quería darle.

Las ganas de ver el proyecto terminado y la inexperiencia en softwares de video causaron la verdadera tragedia. La imagen quedó blanca, casi sin colores y el sonido casi inaudible por la cantidad de filtros que le metí. Y para coronar el desastre, exporté el video en 4:3, siendo los clips en 16:9. Ya no había vuelta atrás, pues debido a que me quedaba sin espacio en el disco rígido no tuve mejor idea que eliminar los crudos una vez hube finalizado.

De todas formas, creía estar delante de una obra maestra. Hasta que se los proyecté a unos compañeros de la facultad. Ellos no se ensañaron en remarcar los fallos por respeto pero yo me di cuenta. Aparte de los errores de edición, el relato era denso. Víctima de un ataque artístico había creado escenas nuevas y largas con el material descartado que no llevaban a ningún puerto. Claro, para mí y mis amigos tenían mucho sentido porque conocíamos el contexto y las circunstancias pero los espectadores no. Y esa fue una lección valiosa que me dejó este cortometraje.
Demasiada sangre fue la experiencia que necesitaba para perfeccionarme como realizador y fue la escuela en lo que a softwares de edición respecta. Claro que hoy día cometo errores igual de groseros (incluso peores) pero los aciertos que tengo y las buenas decisiones en los rodajes son gracias a esa experiencia. La verdad que me jodía que Demasiada sangre no estuviera colgado en la web. Siete años después de la gripe aviar, encontré un archivo de video con la mitad del corto en el formato original y sin retoques en la imagen. Me emocionó recordar esos días y me decidí a que, con los conocimientos de ahora, podía mejorar el producto y cerrar esa etapa para siempre.

Lo que en pocos días van a apreciar, aunque no tengas la versión original para compararlo, te puedo asegurar que es muchísimo mejor. El color fue retocado y la mitad de las imágenes vuelven a estar en el ratio de aspecto original. Las restantes fueron acopladas y con considerables retoques. El sonido está casi todo hecho de cero a excepción del diálogo. Las escenas largas e inútiles que confundían fueron suprimidas. Eso sí, hay cuestiones abstractas pero se debe a que tampoco estaban claras en el material original. Más que una "Remasterización", creo que se trata de una "Reimaginación". Esta versión es lo más aproximado a la historia que quería contar.

Acá dos adelantos:




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