8/16/2017

"LÁGRIMAS EN LA LLUVIA" [UNA REFLEXIÓN SOBRE LA MUERTE Y LO QUE VIENE DESPUÉS]

La primera vez que vi Blade Runner (1982) no entendí por qué Roy Batty salvaba al detective Deckard. La confrontación final sucedía en las azoteas de unos edificios. Deckard se balanceaba y se le resbalaban los dedos del pilar donde se aferraba. El Nexus-6 sólo tenía que pisarle la mano o limitarse a aguardar que cayera al vacío. Sin embargo, lo agarra de la muñeca y lo pone a resguardo. ¿Por qué?
Roy Batty es un Nexus-6. En el universo de la película los nexus son una serie de androides no sólo con las mismas capacidades que los seres humanos sino que pueden hacerse pasar por uno sin que alguien note la diferencia. Pero, como las personas, estos robots tienen un tiempo limitado.

El objetivo de Batty y sus colegas es pedirle a su creador [el multimillonario Sr. Tyrell cuya empresa es la que los fabrica] que les prolongue su existencia. En ese cara a cara, Roy Batty enloquece pues el genio detrás de los Nexus-6 no posee el conocimiento ni la tecnología para acceder al pedido. Es una escena perturbadora ya que es el equivalente a toparte con Dios y que su respuesta a una de los mayores interrogantes de la humanidad [¿se puede eludir a la muerte?] sea un no rotundo.

Ese momento es importante si queremos comprender por qué le perdonará la vida a Deckard. El monólogo de lágrimas en la lluvia lo terminará por aclarar:

Yo he visto cosas que ustedes [por los humanos] no creerían. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäusser Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

Pero si deja vivir al detective... Al menos dejará una huella de su paso por el mundo.


La muerte nos llegará y con ella se desvanecerán nuestros logros y fracasos; alegrías y tristezas; deseos y secretos; fortalezas y debilades. ¿Pero saben una cosa? Seguiremos vivos en la memoria de familiares, amigos, compañeros de trabajo, simples conocidos. Ellos dejarán constancia de nuestro paso por el mundo y de lo que hicimos. Una breve reflexión: ¿cómo queremos que se nos recuerde?

Roy Batty no tuvo elección; se confió que podría alargar su existencia y a lo último, se conformó con que alguien lo recordase. De seguro Deckard no lo olvidará, pero probablemente cuando le llegue su hora, no se habrá molestado en transmitir a otros aquello que el androide "ha visto y no creeríamos".

Nosotros sí tenemos la posibilidad de elegir. Porque desde temprana edad, en mayor o menor medida, tenemos un contacto con la muerte y lo que representa. No la comprendemos del todo pero sabemos que no hace distinción de clase, raza o edad. Hoy podemos estar, mañana tal vez no. Sabiendo eso...

¿... cómo queremos que se nos recuerde?


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